Tercer día
María joven y alegre - Causa de nuestra alegría
I. EXPOSICIÓN BREVE
La Virgen Milagrosa convoca a los jóvenes del mundo para llevarlos al Dios que ama la vida y alegra la juventud. Además, Cristo su Hijo, resucitó y vive. Y ella es la Madre joven a quien el pueblo ha proclamado siempre "causa de nuestra alegría".
Muchos jóvenes buscan ídolos y lo que necesitan son ideales. Ideales que encuentran en Jesús y en María la encarnación más perfecta que el mismo Dios pudo imaginar. María posee la alegría y nos la transmite. ¿Cómo? De dos maneras sobre todo. Procurándonos su causa primera, que es Dios. Y proponiéndonos el espectáculo de la obra maestra de Dios, que es ella misma.
LECTURA DE LOS ESCRITOS DE SANTA CATALINA LABOURÉ
Un día le dijé a mi confesor: la Santísima Virgen quiere que usted comience una Asociación dela que será fundador y director: se trata de una Asociación de Jóvenes de María, a la que la Santísima Virgen concederá muchas gracias.
CATEQUESIS DEL PAPA SOBRE LA SANTÍSIMA VIRGEN
En el relato de la anunciación, la primera palabra del saludo del ángel "Alégrate"
constituye una invitación a la alegría que remite a los oráculos del Antiguo Testamento dirigidos a la hija de Sión. El ángel Gabriel, dirigiéndose a la Virgen de Nazaret, despues del saludo (alégrate)
la llama la "llena de gracia". María es invitada a alegrarse sobre todo porque Dios
la ama y la ha colmado de gracia con vistas a la maternidad divina.
La fe de la iglesia y la experiencia de los santos enseñan que la gracia es la fuente de
Alegría y que la verdadera alegría viene de Dios.
LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS
Evangelio de San Juan 2, 1-11
PARA LA REFLEXIÓN
1. María es llamada "causa de nuestra alegría". ¿Vives con alegría y entusiasmo el mensaje de la Palabra de Dios?
2. ¿Cuáles son los ideales en tu vida?
3. ¿Cuál es el papel de los jóvenes en la Iglesia, en la familia, en la sociedad, en el mundo?
4. ¿Cómo pones los dones que Dios te ha dado al servicio de los demás?.
Un punto importante del mensaje de la Virgen a Santa Catalina es su voluntad expresa de que se funden agrupaciones juveniles que, bajo la tutela de María, y tomándola a ella como modelo, organizan su vida con proyección apostólica y de servicio a los más pobres. Así nació la primera Asociación de “Hijas e hijos de María”, bajo los cuidados pastorales de doble familia vicentinas, Padres Vicentino e Hijas de la Caridad.
El P. Aladel, confidente espiritual de Catalina, fue también el primer director de la Asociación. Esta conoció, a pesar de los altibajos, una vida pujante en aquellos países donde la familia vicentina estaba fuertemente arraigada. De las filas de la Asociación salieron multitud de auténticas misioneras seglares, mucho antes de que el Vaticano II proclamase la importancia del apostolado seglar; otros muchos jóvenes de la Asociación ingresaron, a lo largo de su historia, en la compañía de las Hijas de la Caridad.
Los planteamientos nuevos del Vaticano II sobre el apostolado seglar, el rápido cambio que siguió al Vaticano II: fenómenos como el secularismo, el desprestigio de la devoción popular mariana dentro de la misma Iglesia, como consecuencia de los desvíos y excesos del pasado…, incidieron, de muy diversas formas, en la vida de la Asociación.
Actúan, en primera instancia, a modo de sacudida que la hacen zozobrar y someterse a revisión; por momentos, da la impresión de batirse en retirada, de sumergirse incluso en la decadencia definitiva…
Por fortuna, como sucede con una cierta frecuencia en la Iglesia, de las cenizas y del deshecho, nace una nueva esperanza que se va consolidando poco a poco. De los llamados Hijos de María, se pasó primero a EMAS (Equipos Marianos de Apostolado Seglar), sin duda bajo la impronta del Vaticano II. Poco a poco van quedando atrás los excesos y desviaciones del pasado; los prejuicios, fundados o infundados, van superándose entre las nuevas generaciones de jóvenes. El cambio de lenguaje, de nombre, de orientación…, todo contribuye a rejuvenecer el rostro de la Asociación y a presentarla en una nueva dimensión, más de acuerdo con los nuevos tiempos…
Damos con una nueva clave y pasamos a llamar a nuestros jóvenes asociados Juventudes Marianas Vicentinas (JMV). El nuevo apellido “vicentinos” (inspirado en el espíritu de Vicente de Paúl) devuelve a la Asociación su auténtico sentido constitutivo, de origen:
la auténtica devoción de los jóvenes, y de toda la Iglesia, a la Virgen, pasa por el servicio a los pobres, que es la mejor manera de anunciar la Buena Noticia de Jesús a los hombres de cualquier época y de cualquier circunscripción geográfica.
El nuevo nombre, si bien se mira, constituye una pequeña revolución, ya que pone el acento prioritario en el anuncio del evangelio a través del servicio…
¿No suena eso a tiempos nuevos, de nueva evangelización, misión a la que instan a todos los seglares, desde todas las plataformas autorizadas de la Iglesia de hoy?
La irrupción del nuevo nombre constituyó una autentica eclosión en el apostolado mariano juvenil de la primera hornada, que se prolonga hasta nuestros días.
Nacen grupos, a modo de pequeñas comunidades, que se reúnen periódicamente para planificar su vida; se multiplican las reuniones por zonas geográficas, los encuentros nacionales, con miles de jóvenes participantes; que era casi inimaginable: nacen auténticas comunidades de vida, que comparten techo, trabajo apostólico, bienes e inquietudes misioneras. Y como fruto maduro de esta fuerza interior envolvente irrumpe la nueva rama verde vicentina.
Como todo lo humano, la vida y sus impulsos vitales, las asociaciones y sus proyectos, están sujetos a recesiones y a subidas de esperanzas y de renovaciones… constituyen la esperanza de una nueva primavera eclesial. Signos de esta nueva primavera son los nuevos grupos de juventudes marianas vicentina que van surgiendo en otros ámbitos geográficos, más concretamente en las comunidades cristianas del mundo hispano… Pero más esperanzador es aún la fuerza y consistencia que van tomando los encuentros mundiales de la juventud (JMJ), que, cada tres años, inundan de multitudes de jóvenes alegres y llenos de vida las ciudades donde se les convoca. Sin duda que el espíritu y la tradición de la familia joven vicentina tiene mucho que aportar a esta savia nueva en expansión…
La mirada limpia, serena, contemplativa, a la Medalla Milagrosa producirá ciertamente el Milagro de las nuevas generaciones de Juventudes Marianas Vicentinas cuyo origen constitutivo nace del Mensaje de María a Catalina Labouré, cuya fiesta celebramos hoy.